El anarquismo y los orígenes del movimiento obrero en Canarias.
En las Islas Canarias a principios del siglo XX, un grupo de mujeres y hombres humildes, de oficios tales como el de cigarreras, cargadores del Puerto, obreros del carbón, mecánicos, panaderos… en definitiva, miembros de la clase tra- bajadora, se hacen partícipes de las ideas anarquistas con la esperanza de alcanzar, gracias a ellas, la tan deseada Justicia Social. Al contrario de lo que hasta ahora han defendido los pocos historiadores que se han ocupado de investigar el movimiento obrero en Canarias, el anarquismo no llega a las islas de la mano de anarquistas desterrados o emigrados de la Península. Fueron los propios isleños e isleñas, las personas habitantes del lugar (autóctonos o no es lo de menos), los que se encargaron de asentar y extender el anarquismo en Canarias. La mejora de las comunicaciones había traído a las tierras afortunadas la posibilidad de establecer contactos con otras organizaciones obreras del exterior, organizaciones que hablaban de sus conquistas sociales, de sus luchas y de sus reivindicaciones. Otra de las ventajas obtenidas de la ruptura del hermetismo cultural, fue la divulgación de libros, folletos y periódicos que difundían de manera insistente la ideología anarquista. Propaganda diversa que ya unas décadas anteriores había deleitado a figuras destacadas del republicanismo isleño, como por ejemplo fue el caso de Patricio de La Guardia en la isla de Tenerife. No obstante, cuando el anarquismo consiguió echar raíces fue a partir de que la clase trabajadora le diera vida. El movimiento obrero canario arranca durante la primera década del siglo veinte y la ideología anarquista será su fuerza motora. Los debates y reflexiones que se van generando a raíz de los conflictos laborales, la participación de la clase trabajadora en la política o la relación con el Partido Republicano, les sirven para ir clarificando sus posturas. Progresivamente, un grupo de trabajadores/as se va convenciendo del ideal ácrata hasta llegarlo a cristalizar en la formación de asociaciones libertarias. En el mes de junio de 2005 se cumplían cien años de la constitución de los primeros grupos anarquistas en Tenerife: los Centros de Estudios Sociales Luz y Vida, y Salud y Progreso (1905). Tres años antes se había constituido la primera asociación obrera anarquista en Gran Canaria: el Centro Obrero de Gran Canaria (1902). Coincidiendo con estos cien años, ha sido publicado en Santa Cruz de Tenerife el libro aquí presentado. El Anarquismo y los orígenes del moviento obrero en Canarias (1900-1910): La influencia de la ideología libertaria en la formación de la conciencia obrera, que es su título original, es el fruto de un trabajo de dos años de investigación (compaginado con la actividad laboral) que además representa la tesina doctoral defendida en la Universidad de La Laguna. Es el primer estudio histórico que aborda de una manera global y profunda la génesis del Anarquismo en Canarias, y que tiene como hilo conductor, la evolución de la mentalidad social en relación a la aparición de una ideología revolucionaria. Porque si de algo estoy convencida, es que todo cambio transformador viene dado por un cambio de pensamiento, que se trasluce en una nueva forma de mirar, en una forma de vivir. Y me mordía la curiosidad por descubrir qué motivaciones habían llevado a nuestros antecesores a luchar con tanto ahínco por darle un vuelco a sus vidas. Además de ello, quise prestar especial atención al trabajo en común, al colectivo anónimo. Ese que nunca tiene nombres y apellidos en los libros de Historia, ni en los periódicos, ni en los folletos, aunque sean revolucionarios. Ese que se encarga del día a día, de las tareas más comunes, las que parecen menos importantes. O sea, el conjunto humano que hace posible la existencia de un movimiento social. A todas ellas y todos ellos he querido devolverles algo de dignidad, y agradecerles su valiosa aportación.
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