Ley de prensa en España

Ley de prensa en España.



La prensa española hasta el siglo XVIII
La historia de la prensa en España se inicia con los Romances noticieros, que daban cuenta en verso de los sucesos de la Guerra de Granada en el siglo XV. En el siglo XVI la xilografía o grabado en madera permitió la difusión masiva y barata de todo tipo de escritos breves. Comienzan las relaciones de sucesos, escritas por personas pagadas por algún consistorio municipal para que diesen cuenta manusencrita o a veces impresa de alguna fiesta religiosa, inauguración, visita importante, conmemoración o hecho memorable para que sirviera de recuerdo a los habitantes, o los avisos, informes manuscritos pagados igualmente y remitidos cada cierto tiempo a nobles que deseaban saber cualquier hecho importante acontecido en la Corte durante su ausencia forzosa. El noticierismo manuscrito comienza con cartas sobre los hechos de la conquista de Granada y continúa con los relativos a la del Nuevo Mundo. Acaso el primer relacionero pueda ser el humanista Pedro Mártir de Anglería, quien entre 1488 y 1526 redactó no menos de 812 epístolas que incorporaban no pocos elementos noticiosos. Esta especie de corresponsales fueron relativamente frecuentes en el siglo XVII, y se conservan los avisos realizados por Jerónimo de Barrionuevo, Andrés de Almansa o José Pellicer de Ossau.
También por esas fechas surgieron los mercurios o gacetas, una especie de boletines que informaban de las novedades ocurridas en las ferias comerciales importantes o los puertos de mucho tráfico. En 1625 apareció en Sevilla Avisos de Italia, Flandes, Roma, Portugal y otras partes desde 28 de julio hasta 3 de agosto y en 1641 Jaume Romeu publicó una traducción de la Gazette parisien que puede considerarse el primer periódico semanal aparecido en español. Por otra parte, interesado el Estado por la popularidad e influencia que tales gacetas iban adquiriendo en la sociedad, el valido de Carlos II de España, don Juan José de Austria, se preocupó también de hacerse publicidad editando gacetas. Éste vio en este recurso un medio para cimentar su posición y fomentar sus intereses, y con tal propósito, contrató al flamenco Francisco Fabro Bremundán, primer gacetero español de nombre conocido, para escribir e imprimir la primera gaceta española en 1661, la Relación o gaceta de algunos casos particulares, así políticos como militares, sucedidos en la mayor parte del mundo, de periodicidad mensual, aunque en Zaragoza continuó como semanal en 1676. Pero, la muerte de Juan José de Austria y la revancha de sus enemigos interrumpió un tiempo la publicación. Se reanudó, sin embargo, con el título de Gaceta Ordinaria de Madrid, aunque Fabro tuvo ya un competidor: las Nuevas Ordinarias de Sebastián Armendáriz. En 1697, ya muerto Fabro, su periódico sigue editándose como Gaceta de Madrid ya ininterrumpidamente y, con algún cambio ocasional de título, continúa hoy imprimiéndose como Boletín Oficial del Estado (B.O.E.). Por otra parte hay que destacar que la prensa en español no solamente se editaba en España, y así no debe sorprender que el periódico judío más antiguo que se conoce sea la Gazeta de Amsterdam, publicada entre 1675 y 1690 y en castellano para los hispanoportugueses que llegaban a los Países Bajos, aunque brillan en ella por su ausencia las noticias de interés judío.

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