OPUS DEI
El Opus es un movimiento preconciliar, que se inspira en diversos modelos. Uno es la Liga de San Pío V (en latín, Sodalitium pianum), “una especie de policía secreta eclesiástica”, de carácter integrista, fundada en 1909 por monseñor Umberto Benigni con el fin de denunciar a católicos progresistas: “Benigni y sus colaboradores acechaban y calumniaban a sus adversarios dentro de la Iglesia” (Jedin). Otro modelo (en este caso, contrario) es la Institución Libre de Enseñanza. Escrivá quería constituir un movimiento de jóvenes intelectuales católicos que pudiera oponerse a la enseñanza laica de la Institución. El fundador del Opus también se inspira en la masonería: “Tomando ejemplo de la eficaz labor secreta de la masonería quiso organizar también en secreto su obra para combatir a los enemigos con sus propias armas” (Von Balthasar). En efecto, se dice en Camino, el manual de la Obra: “¿No ves cómo proceden las malditas sociedades secretas?” (n. 833). También influye el modelo ignaciano: la Compañía de Jesús como milicia de Cristo, disciplinada y a las órdenes de un general. Se dice en el manual: “¿Que otros han levantado y levantan ahora maravillas de organización, de prensa, de propaganda? ¿Que tienen todos los medios, mientras tú no tienes ninguno?... Bien: acuérdate de Ignacio” (n. 474). El Opus pretende buscar a Dios en el trabajo cotidiano. El problema está en si los medios se corresponden con ese fin.
2) Carácter preconciliar
La confrontación entre la renovación eclesial y el Opus es un dato constante, que se puso de manifiesto durante todo el Concilio y también después. Según el sociólogo Alberto Moncada, que fue miembro del Opus, el Concilio ponía nervioso a Escrivá: “pensaba que el mismo diablo se había instalado en la cabeza de la Iglesia”. El teólogo suizo Von Balthasar, que al final de su vida fue nombrado cardenal, publicó en 1963 dos artículos sobre el integrismo. Entre otras cosas, dijo: “La más fuerte manifestación integrista de poder en la Iglesia es, sin duda, el Opus Dei”, “tiene gran número de cátedras universitarias en España y recientemente ha abierto una universidad propia en Pamplona; está íntimamente ligado con el régimen de Franco, posee altos puestos en el gobierno, bancos, editoriales, revistas, periódicos”.
3) Estilo interno de la estructura
El estilo interno de la estructura es dictatorial. Quieren llegar a la perfección mediante la sumisión total y la obediencia ciega. Se dice en Camino: “Obedecer..., camino seguro. Obedecer ciegamente al superior..., camino de santidad. Obedecer en tu apostolado..., el único camino: porque en una obra de Dios, el espíritu ha de ser obedecer o marcharse” (n. 941). Y hay que obedecer hasta en el detalle “ridículo” (n. 618) y en lo que resulta “estéril” (n. 623). En 1981, el cardenal Basil Hume, arzobispo de Westminster, recomendó a los responsables del Opus en Gran Bretaña, entre otras cosas: respeto a la libertad del individuo para ingresar en la organización o para dejarla, así como para elegir a su director espiritual, sea o no miembro del Opus. Según María del Carmen Tapia, que fue su secretaria durante cinco años en Roma, Escrivá había hecho que se instalaran micrófonos en varios lugares de la casa: “Uno de ellos en el cuarto de estar, otro en el oratorio, otro en el planchero y otro en las camarillas de las sirvientas”.
4) Papel político-financiero durante el franquismo y en la transición en España
A finales de los años 50, Franco nombra ministros a dos miembros del Opus: Mariano Navarro en Hacienda y Alberto Ullastres en Comercio. Con los ministros llamados tecnócratas, las instituciones financieras del Estado son controladas por miembros del Opus. La política económica del régimen franquista favorece “ininterrumpidamente desde entonces a la Obra de Dios y sus proyectos” (J. Ynfante). A finales de los años 60, casi todas las carteras ministeriales del Gobierno están en manos del Opus.
Esta situación permite a los ministros del Opus, como dicen, “buscar la santidad desde sus gobiernos”. En ellos firman (sin problema de conciencia) penas de muerte, también sustentan al régimen de Franco y contribuyen a su modernización. Entonces se insiste en la libertad profesional de los miembros del Opus y se niegan las acusaciones de auto-ayuda, asalto al poder, capitalismo salvaje, uso del dinero y del poder para conseguir adeptos.
La explicación que da Flavio Capucci, postulador de la causa de canonización, en el sentido de que Escrivá “no opinaba sobre sus hijos” (El Mundo, 6-10-2002) no es de recibo.
5) Papel con Juan Pablo II
No es posible entender el pontificado del papa Wojtyla sin tener en cuenta el papel que tiene el Opus dentro del mismo. Frente a la oposición de muchos obispos y de muchos creyentes, Juan Pablo II convierte en prelatura al Opus y, con rapidez inusual, beatifica y canoniza a su fundador. Es preciso preguntarse: ¿a cambio de qué? Además ¿se está haciendo el Opus con el control de la Iglesia?
6) La personalidad de Escrivá ¿puede ser un modelo de santidad?
Muchos creemos que no. Escrivá es el exponente de un tipo de catolicismo, que había sido superado por el Concilio y que perdía poder con la muerte de Franco. Pero entonces le vino la ayuda del papa Wojtyla.
7) El papel del Opus Dei en la Iglesia wojtyliana?
Es un aspecto que merece especial atención. Lo estudio en mi nuevo libro El día de la cuenta. Juan Pablo II a examen. A mi modo de ver, el papel del Opus en el pontificado actual está al servicio de la involución eclesial, que ahora pasa por modelo de renovación conciliar. Pero una cosa es clara. Los papas que impulsaron el Concilio, Juan XXIII y Pablo VI, fueron denostados en el Opus. Y estos papas, lo mismo que Juan Pablo I, tenían una actitud muy crítica ante el Opus.
8) ¿Se puede decir que hoy el Opus comienza a ser menos importante?
En España, en la sociedad civil y democrática, creo que sí. Se advierte un estancamiento en el número de afiliados: 30.000 en nuestro país. A nivel de Iglesia, dependerá mucho del próximo papa.
9) Historias de ex miembros del Opus Dei
Hay muchas. María Angustias Moreno, que fue numeraria del Opus, habla del culto que ya en vida se le tributaba al fundador y que fue promovido por él mismo: “El y sólo él decidió que le deberíamos llamar Padre, escribiéndolo siempre con mayúsculas. El fue quien promovió que para saludarle lo hiciéramos arrodillándonos con la rodilla izquierda”. Por supuesto, todo esto a despecho de lo que dice el Evangelio: No llaméis a nadie padre en la tierra. Y también: Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto.
Si algo había que sacase de quicio a los de la Obra era nombrar la Conferencia de Medellín (1968), donde los obispos latinoamericanos habían cuestionado la posición de la Iglesia ante la opresión y la injusticia social. En 1974 Escrivá visitó Chile. La represión de Pinochet estaba en su apogeo. En una conferencia donde se habló de la sangre esparcida por el país, Escrivá afirmó: “Yo os digo que aquella sangre es necesaria”.
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