Sociedad de amigos del País de La Palma
Heredera del Siglo de las Luces y del imperio de la razón, de los gabinetes y tertulias de ilustrados que movilizaron la sociedad y la cultura desde entonces, la intelectualidad de "La Muy Noble y Leal Ciudad de Santa Cruz de La Palma" fundó la Sociedad palmera "La Cosmológica" en 1881.
Fue creada como museo de historia natural y antigüedades aborígenes, ocupando la vieja casa panera o alhóndiga, llamada del Pósito, en la espalda de la Iglesia Matriz de El Salvador. Esta casona había sido adquirida por el Cabildo en 1646 con el fin de instalar el pósito de granos de la ciudad, fundado por el flamenco Luis Van de Walle el Viejo en 1560.
Esta sociedad cultural, con museo de etnografía y ciencias naturales, fue gabinete científico y museo de antigüedades, cuyos socios promovieron las primeras excursiones y estudios arqueológicos y recogieron en sus salas los vestigios históricos que desaparecían de una sociedad en trance de renovación.
Hasta ese momento, el estudio y la salvaguarda del pasado insular había estado en manos de eruditos y aficionados, que iniciaron el reconocimiento del territorio, algunos de ellos, socios o directivos de esta sociedad, como Elías Santos Abreu.
Ésta fue la depositaria de los hallazgos arqueológicos realizados en La Palma y lugar de obligada referencia para cualquier investigador de la prehistoria palmera.
En su seno apareció, veintinueve años después, en 1909 la Biblioteca Cervantes, primer centro de lectura público de la isla, con magníficos fondos donados por el Marqués de Guisla, también procedentes de particulares, como los próceres palmeros don Elías Santos Abreu o don Pedro Poggio, y de los conventos suprimidos tras la Desamortización de Mendizábal, acaecida entre 1834 y 1855.
Actualmente es una de las mejores hemerotecas de Canarias y posee más de veinticinco mil volúmenes, especialmente de publicaciones palmeras. Tuvieron cabida en esta sociedad, desde los restos humanos y materiales de la cultura aborigen auarita hasta las piedras heráldicas, gárgolas labradas, una colección de escudos —en piedra armera, madera tallada y policromada, azulejos, pintura sobre tabla y mármol— colocados en el pasado en las portadas de casas solariegas, de fuertes y castillos que existían a lo largo del litoral capitalino. Lamentablemente estos fueron destruidos con las obras viales a principios de siglo XX.
Ejemplos de aquellas riquezas son los blasones en piedra del primer Adelantado, Alonso Fernández de Lugo perteneciente a la antigua torre de San Miguel del Puerto y su escudo real; también el de San Miguel Arcángel batiendo al dragón. Como escribía Gómez-Pamo, éste último "representado más como un artístico relieve con resabios todavía góticos que como un escudo de armas".
Del convento de monjas de Santa Catalina de Siena, los escudos en mármol blanco del capitán Alonso de Castro Vinatea y de su esposa, doña Isabel del Espíritu Santo Abreu, fundadores del monasterio en 1624. También la piedra armera de los señores de Lillot y Zuitland en Flandes, con los cuarteles de Masseu y Vélez y Sotomayor Vandale.
El escudo de azulejos de los Massieu Monteverde llegado de Sevilla que se encontraba en el primer portalón almenado de la hacienda de Quinta Verde en la capital. Otro magnífico ejemplar es el de la placa de cerámica compuesta por seis azulejos pintados de naranja, azul, verde y blanco (falta uno, encontrado en el camarín —hecho en 1762— de la Virgen de La Concepción en la iglesia de S. Francisco).
Destaca también por su interés, aparte de numerosos dibujos y pinturas importantes y valiosas, una excepcional panorámica de la capital palmera desde el mar, realizada en acuarela y tinta sobre papel en el último tercio del siglo XVIII. En ella aparecen aquellas fortificaciones y todas las iglesias, conventos y ermitas de la ciudad, algunas ya desaparecidas.
Siguiendo con sus maravillosos tesoros, son dignos de mención los cantorales del siglo XVII, procedentes del antiguo convento dominico de San Miguel de Las Victorias, uno de ellos fechado en 1621, siendo prior de la casa el padre fray Juan Morera y firmado por Simón Rodríguez "Caruallo", "escritor de libros en Canaria".
Cuenta con un importante fondo heterogéneo y antiguo de valiosos documentos que se remontan al siglo XVI, manuscritos y obras poéticas y literarias de los siglos del Barroco hasta el XX; también posee desde colecciones botánicas y minerales, a las curiosidades del mundo animal; desde los primeros ingenios mecánicos a la primera prensa de madera donde se imprimió "El Time" (1863). Este fue el primer y mejor periódico de información general de la historia palmera, cuya salida fue alumbrada por la renacida Real Sociedad Económica de Amigos del País (1863). Lo mismo sucedió con otras publicaciones de información de todo tipo, general y especializada.
Así mismo, la fabulosa hemeroteca es depositaria de los títulos siguientes: "El Pito" (1866), "El Clarín" (1870), "El Noticiero" (1872), "La Palma" (1875), "La Nueva Palma" y "El Iris" (1880), entre otros. Casi todos pertenecen a Santa Cruz de La Palma, excepto los casos de "El Eco de La Verdad" (1907-1908) y "La Voz de El Paso" (1901), ambos de este último municipio, así como "Puntallana" (1912) y "Tazacorte" (1910-1913), estos de sus respectivos pueblos.
Posee custodiadas hasta las ediciones actuales de "Diario de Avisos", fundado en Santa Cruz de la Palma en 1890, decano de la prensa de Canarias y también más de un centenar de títulos, que no hacen sino enriquecer constantemente este importante foco y fuente social de información.
El primer director de la sociedad fue el gran poeta-"cantor de Benahoare" y dramaturgo don Antonio Rodríguez López (1836-1901), muy famoso incluso en nuestros días, por haber compuesto en 1880 la Loa de recibimiento a la Patrona de La Palma en las Fiestas Lustrales.
El periodismo, bastante arraigado en la Isla de La Palma, se constituiría casi siempre, según apunta Juan Régulo Pérez, en la voz de las distintas banderías existentes. Para este profesor, el "Diario de La Palma" (1912-1914), escrito y dirigido por republicanos y liberales, representa, dejando sentir sus influencias, a la mejor prensa informativa palmera. Tal título está sólo en la Cosmológica, y en el año 1912 en la Biblioteca de la Universidad de La Laguna.
De la ermita de San Francisco Javier, desacralizada en 1905 y antiguamente situada en la Calle Real del Puerto de la capital, llegó a la Sociedad la espléndida tribuna de la familia Arce y Rojas. Ésta data de 1677, cuando el fundador obtuvo licencia del Nuncio de Su Santidad para abrir tribuna desde su casa, contigua a la iglesia.
Lamentablemente, todo esto pertenece al pasado. La Sociedad está pasando por uno de sus peores momentos. Es necesario que, urgentemente, todas las instituciones se involucren y luchen para rescatar este importante legado de primer orden, "orgullo de La Palma", y elevarla, de una vez por todas y para siempre, a la categoría que merece dentro del panorama cultural de la nación.
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