ATAN Refinería de CEPSA en Santa Cruz de Tenerife.
Santa Cruz es la única capital, de más de 100.000 habitantes, que alberga, dentro de su casco urbano, una refinería de petróleos. Ésta, que ya ha cumplido los 70 años y sigue sin jubilarse y sin plan de jubilación a la vista, está rodeada, por todos sus límites, excepto por el marítimo, de próximos y populosos barrios. Y, además, dada la forma de punta de trompa de elefante que tiene Santa Cruz --al estar rodeada por el mar, la cordillera de Las Mesas-Los Campitos-Anaga, la rampa La Cuesta-Taco-La Laguna (totalmente construida)-- hacen que las dos únicas vías de escape relevantes de nuestra ciudad (Autopistas Norte y Sur) salgan JUNTAS y BORDEANDO los muros de la Refinería. Es una ciudad RATONERA; pero lo peor es que la ratonera se puede convertir en un infierno.
Los "santacruceros" nos hemos habituado, a la fuerza y por costumbre, a vivir en este polvorín, sin la conciencia permanente de que nuestras vidas son completamente diferentes de las de los habitantes de cualquier otra ciudad (Las Palmas, Sevilla, Madrid, Valencia, etc.). No nos acordamos de que, a poca distancia de nuestras casas, se almacenan y procesan --a altísimas presiones y temperaturas-- cantidades millonarias de toneladas de productos petrolíferos gaseosos y líquidos e hidrógeno, muchos de los cuales son altamente explosivos y/o inflamables.
Por todo ello, esperemos:
que nuestros representantes (políticos locales, autonómicos y nacionales) tomen conciencia clara de nuestra verdadera situación, y no se dejen llevar por la verborrea engañosa, por los premios y certificados varios --que inducen a una falsa sensación de seguridad--, etc. que nos restriegan, a cada poco, en nuestras narices. que no haya chispas ni rayos, ni temblores de tierra, ni erupciones volcánicas, ni fallos humanos (de los operarios de la Refinería), ni fallos de los materiales, ni atentados terroristas, ni voladores mal dirigidos, ni tensión con el Magreb, ni .... etc, etc ... que no haya tantos derrames (conocidos y desconocidos) de productos inflamables y contaminantes (gasoil y fueloil) en las muchas decenas de kilómetros de grandes tuberías, que atraviesan el subsuelo de Santa Cruz y de nuestro Puerto, hasta más allá del Dique del Este; así como en las frecuentísimas operaciones de suministros a buques, que tienen lugar dentro y fuera de nuestras dársenas. que se nos enseñe, de una vez, a los que vivimos en Santa Cruz, qué medidas hemos de tomar en caso de una emergencia de la Refinería, o de cualquier otra índole (el ponente de una de las conferencias de las II Jornadas de Ciudades Españolas con Industrias Petroquímicas --celebradas hace un par de años en CajaCanarias y patrocinadas por CEPSA-- manifestó en rueda de prensa: "Los "santacruceros" no sabrían qué hacer en caso de una emergencia en la Refinería") que, por nuestro Ayuntamiento, se racalifique el suelo industrial que le resta a la Refinería, para que no nos tengan que "hacer más cesiones" y para que, en dicho suelo, no se permitan más rascacielos de 34 pisos,ni más Cortes Ingleses, ni más Carrefoures; y sin embargo sí se contemplen más parques, campos de deportes y esparcimiento, jardines y miradores sobre el mar. que la compañía extranjera (de mayoría franco-árabe) de petróleos, propietaria de la Refinería siga batiendo récords históricos de beneficios --como en los últimos años--, de manera que considere que ya ha amortizado y exprimido suficientemente la ubre Tinerfeña y se apiade de los "santacruceros", marchándose lo más lejos posible de nuestras latitudes. y, por último, lo más importante de todo: que se fije, de una vez y para siempre, la fecha del desmantelamiento total de la Refinería, que esperamos no tenga que transcurrir una parte importante del siglo XXI para cumplirse.
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